Madrid 23/11/2012 07:14 Actualizado: 23/11/2012 07:45
ENTREVISTA A JOSÉ ANTONIO MARINA
El filósofo asegura que el ministro "no sabe exactamente qué sucede en
la enseñanza" cuando defiende que los recortes no van a afectar a la
calidad educativa
El filósofo José Antonio Marina (Toledo, 1939) está convencido de que la calidad de la educación en España no depende del dinero que se invierte en ella, sino de cómo se gestiona. Aun así, denuncia que los recortes están dañando la calidad educativa y echa de menos en el ministro Wert "un poco más de dramatismo" a la hora de anunciar los tijeretazos en su cartera. Presidente de la Universidad de Padres, Marina reivindica la participación de las familias en la enseñanza porque a un niño "lo educa la tribu entera". Recientemente, ha puesto en marcha el Centro de Estudios en Innovación y Dinámicas Educativas (CEIDE-Fundación SM).
¿Por qué es necesario un Centro de Estudios en Innovación y Dinámicas
Educativas?
Para ponernos a trabajar en lugar de seguir quejándonos. El centro parte de
la idea de que los problemas en educación tienen soluciones no demasiado
complicadas y además, rápidas. De manera que podemos mejorar nuestro sistema
educativo sin grandes inversiones y en un plazo de tres a cinco años. Esta mejora
deben hacerla los docentes porque la renovación de la escuela tiene que venir
desde dentro. Por eso, hemos intentado poner en contacto a los mejores
profesores de España con los mejores profesores del mundo porque son ellos los
que saben cómo hacer las cosas. Vamos a fomentar la formación de nuestros
docentes teniéndoles informados de los mejor que se hace en el mundo y
proponiendo planes de investigación y de ayuda para que los buenos sean los que
triunfen, que es lo que nos interesa a todos. También nos dirigimos a los que
se van a dedicar a la docencia y que todavía están estudiando. Queremos atraer
talento a la educación porque la educación es lo que nos puede sacar adelante.
"Podemos mejorar nuestro sistema
educativo sin grandes inversiones en un plazo de tres a cinco años"
¿Cuáles son estos problemas de fácil y rápida solución?
Los problemas que tenemos son, por un lado, una tasa muy alta de abandono y
fracaso escolar. Y por otro, que nos hemos instalado desde hace muchos años en
un nivel mediocre en educación. No somos catastróficos, pero estamos anclados
en unos puestos de medianía que no son buenos en una sociedad competitiva como
la actual. No es un problema económico, aunque los recortes afectan y mucho,
sino de gestión educativa. Y podemos ayudar a mejorar esa gestión educativa
formando bien a los profesores y a los directores de los centros,
restableciendo las relaciones entre la escuela y la familia, que en este
momento, están rotas; y explicando bien a la sociedad que la educación es cosa
de todos. Para educar a un niño hace falta la tribu entera. Tenemos que
librarnos de este discurso trágico de la educación, centrado en la impotencia,
el desánimo y la dificultad. Tenemos que demostrar a la sociedad de que no
estamos muertos.
Según el borrador de la reforma educativa, las decisiones del Consejo
Escolar dejarán de ser vinculantes. No parece que vayamos hacia la
reestructuración de las relaciones ente familia y escuela.
El problema es que no tenemos una cultura de participación en la escuela y
los consejos escolares no han funcionado con la eficacia deseable. Se debe
conseguir una mayor participación de los padres porque fortalecen la escuela.
Los padres tienen que colaborar con los equipos directivos porque éstos han
sido demasiado débiles en le sistema educativo español público. Mejorar el
equipo directivo de una escuela es el modo más rápido de mejorarla. Porque con
la misma ley y con el mismo presupuesto, una escuela bien llevada es una
escuela que puede tener unos resultados fantásticos.
"Tenemos que librarnos del discurso
trágico de la educación, basado en la impotencia y la dificultad"
¿Cómo tiene que ser la escuela actual?
Lo primero es que la misma escuela sea capaz de aprender. No podemos
despertar en los alumnos el afán de aprender si los profesores no estamos
dispuestos a aprender. Tiene que ser más flexible y ágil porque tenemos que
acercarnos mucho a los alumnos, a sus distintas velocidades de aprendizaje y a
sus diferencias por su procedencia y cultura. Tenemos que saber qué competencias
van a necesitar nuestros niños. Unas son cognitivas, otras son afectivas y otra
es la capacidad de tomar decisiones, de mantener el esfuerzo para luego estar
en condiciones de vivir, ser felices y ser buenas personas.
¿Estos objetivos son compatibles con medidas, como las reválidas, que
implantará el Ministerio de Educación?
Los sistemas educativos tienen que tener sistemas de evaluación a todos los
niveles: a los alumnos, a los profesores y a los equipos directivos. El
problema está en cómo hacer esa evaluación porque si no la hacemos bien, el
curso en que hay evaluación puede convertirse en un curso con muy poco interés
educativo ya que estará dirigido a que los alumnos obtengan buenos resultados
en las pruebas. Hay que formar a los profesores y a los inspectores para que no
conviertan la reválida en el objetivo educativo principal de ese año. Nosotros
no preparamos a alumnos para que hagan bien una prueba sino para que
desarrollen su potencial educativo. Y las evaluaciones tienen que formar parte
del proyecto educativo, tienen que ejercerse siempre con un papel educativo, no
con un papel de control.
"Es de una ingenuidad insoportable
pensar que no influye tener un 20% más de alumnos por aula"
¿Afecta a la calidad educativa el aumento de un 20% en el número de alumnos
por clase?
Sin duda alguna. Es de una ingenuidad insoportable y muy poco serio pensar
que no influye para nada tener un 20% más de alumnos en cada clase. Porque hay
que atender a la diversidad, porque hay que estar pendiente de los ejercicios
que hacen los alumnos, porque hay que corregirlos. En la enseñanza secundaria,
por ejemplo, los estudiantes tienen problemas personales en los que sólo les
podemos ayudar nosotros porque muchas veces no los comparten con la familia.
Tenemos que tener tiempo para eso.
¿Qué opina de los recortes de Wert?
Si el ministro hubiera dicho "lo siento muchísimo, es un desastre pero
hay que recortar en educación porque no tengo más remedio", lo hubiéramos
comprendido. Lo que resulta incomprensible es esta visión de "los recortes
no se van a notar y todo va ir mucho mejor". Da la impresión de que Wert
vive en un país irreal, no sabe exactamente lo que sucede. Me gustaría haber
visto más dramatismo en lo que dice el ministro
Leer artículo completo: http://www.publico.es/espana/446278/jose-antonio-marina-wert-vive-en-un-pais-irreal
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