Sin pizarras, pupitres o aulas convencionales: las escuelas pretenecientes a la red Vittra, en Suecia, se han convertido poco a poco en un referente para los padres que busquen una forma de educación alternativa para sus hijos. Los centros no sólo imparten las clases tanto en sueco como en inglés, de forma totalmente bilingüe: cada profesor recrea situaciones de la vida real en lugar de las clásicas lecciones mirando de cara a la pizarra, y cada alumno es dueño de su propio portátil prácticamente desde su ingreso en preescolar.
Su última escuela en Estocolmo ha nacido con esta idea, donde además de aprender, al colegio se viene a divertirse en un entorno diseñado de forma exclusiva para fomentar el desarrollo intelectual de los más pequeños. El encargado de convertir estos sueños en realidad: el diseñador e interiorista Rosan Bosch, capaz de transformar las paredes de esta escuela en una en una herramienta pedagógica más.
Entre sus propuestas: un lunch club que hace las veces de espacio de trabajo y comedor, numerosas hileras de árboles y mobiliario orgánico, una sala de baile y expresión corporal o una enorme montaña multifunción que domina el espacio central, y en cuyo interior se esconde 'La cueva', con una cómoda sala de cine y proyecciones.
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